Dr. Martens

Trabaja fuerte conmigo...

sábado, 7 de agosto de 2010

A tus líneas

Tu sueles lograr
convencerme a pensar

En sinceras verdades
tu cuerpo es celeste

Las nubes te arropan
dejando en tu cama un

Blanco tempano de hielo
te sueles llamar


En oscuras pasiones
Nos guías diligentemente lento

Como estación otoñal

Y mientras te miro me presto
a pensar

Tus bonitas líneas cuanto antes dibujar
colección de moda tuya toda al natural

sábado, 29 de mayo de 2010

De luto

"Este país no es como solía ser --ahora no sirve."

Apá se jacta hoy día diciendo esto, y lo hace tan tristemente... casi vestido de luto. La situación política del país no es la mejor, y es evidente, los tiempos pesan y parecen que no van a mejorar sin empeorar antes. Unos dicen que el asunto es remediable, Apá apuesta a que mi generación la terminará de cagar, yo pienso igual.

Los números hablan por sí solos. Hace tres décadas atrás, en el país, la cultura era la principal prioridad. Eventualmente esta cedió su lugar al turismo. De inmediato el esfuerzo fue concentrado en el desarrollo de la infraestructura (hoteles y mierdas así).

Ahora, que se le puede ver en retrospectiva, te das cuenta que toda aquella promesa fue una pared de humo.

Los proyectos de renovación, mejoras o construcción nueva subieron como la espuma. Las concesiones legislativas en favor a la empresa privada fueron inauditas en su dudosa jurisprudencia; invirtieron millones en estudios terrícola con propósitos mineralogista; los permisos para el desarrollo de lucrativas propuestas se constituyeron hacer más fáciles de conseguir. Hubo amnistía económica con algún país vecino que no traía mucho a la mesa, aún así se le llevó acabo, y para honrarle se le amplificó, permitiendo visas a cuanto fulano quisiera tener la desfachatez de con palabras prometer lo que no iba a entregar --con el pretexto de estimular la mano de obra...

Después del 'auge' quedaron chispas, chispas fortuitas, chispas de verdad. Las artes querían su lugar en las filas del 'cambio' y demostró traer propuestas frescas, interesantes, coquetas. Pero no se le prestó atención.

La apatía vino de un solo sector, el sector instalado en las aulas del mando.

Con el tiempo la rutina acaparó todo los rincones de la conciencia colectiva, y en poco los más vivían sumidos en sus jaulas, contentos con sus tardes en casa frente al televisor. La gerencia gubernamental continuó con su plan de 'desarrollo' y en cierto momento, después de unos varios ambiciosos proyectos, se declaran en quiebra --según ellos debido a la 'crisis'.

Siguiente a esto el influjo de todo acabo por jodernos por el culo. Los inmigrantes no se supieron adaptar, nadie les daba trabajo, así que comenzaron a vender estupefacientes, a robar, a lo que pudieran para subsistir. El gobierno -al declararse victima de su propio monstruo- se dio de lleno a la recesión, y muchos de los servicios más básicos fueron relegados a la mediocridad por la falta de fondos para mantenerlos. En fin, que ahora nos han dejado con la peor fiscalización en años y me suele parecer toda una desgracia que hasta tan bajo hayamos llegado.

Los políticos viven gorda su jornada laboral, realizando acorde a su agenda partidista lo que mejor les corresponda hacer. De nuevo, el país sigue sin estimulo moral, pues no paramos de hablar de crisis, de problemas, de nula solución sin que esta antes acaree más problemas. Es un torbellino todo esto.

Mi generación se resigna a continuar su egoísta vida tomando como base la realización personal-capitalista. No piensan en que esto es una ilusión, una que cambia con respecto a nuestras ganas, nuestros sueños, nuestro colectivo-pluralista sentido de ser.

Pero qué carajo, quien no conoce su pasado está condenado a repetirlo, y según lo que percibo en las barras... nadie se acuerda de nada hoy día.

viernes, 21 de mayo de 2010

Ensueño

“La verdad no tiene tiempo especial. Su hora es ahora –siempre.”
--Schweitzer

1
Y aunque venga con abrumador encanto has de tarde o temprano despertar y afrontar la inalienable realidad. Así fue mi sueño, mi fantasía; ociosa posibilidad que no dejó jamás de ser irreal --hasta que aprendí a mentirme lo suficientemente bien el sueño que da de comer a la mágica expectativa de conquistar un mundo aún por descubrir.

Soy, al fin y al cabo, un ser humano, y por ende, falible a las tentaciones. El derecho a escoger emprender cualquier camino me envuelve del ánimo necesario para seguir caminando. Nada de malo en eso --el progreso de la civilización se basa en ello. No hay por qué temerle a lo desconocido si todavía, y porque todavía, no le conoces.

Al encontrarme soñando un goloso sueño me propicié a un precipicio --dándome un chapuzón en el lago de las mil y una maravillas, convalidando nuestra discreta relación.

Yo y mi imaginación nos dejamos recorrer lo más recóndito de nuestros deseos, de nuestras benditas ganas de mejorar, de trascender. Pero los sueños, solo son eso, sueños […] y a veces deben acabar.

2
¿Pero qué tal si se nos dispone de un cómplice? algo así como un punto de referencia; alguien que valide la irrealidad del sueño; alguien que al igual que tú, quiera, y pueda, a como de lugar, traer a furtición esa lunática idea somnolienta. Es entonces cuando los sueños dejan de ser solo sueños para transformarse en potenciales fabulosos delirios.

Pero no siempre aparece tal secuaz, y pocos son los que prefieren regresar del ensueño a la realidad.

3
Antes era otro transeúnte más de la vida, e iba por ella sin trazo evidente. Divagando hacía la experiencia, una tras otra, llenando de ideas mi imaginación. Pero de un tiempo para acá decidí tomar parte activa de la aventura, de la interacción, del intercambio.

Mi nuevo principio se basaba en tener claro que lo único que importa es mi afecto por la vida. Tenía de antemano el natural miedo de creer en algo como el amor.

Y me llevé tremenda sorpresa.

4
Un día conocí la diferencia y aquello fue intenso. Surreal, y olvidé por completo la cautela que en algún momento me inmunizaba del cuadro clínico que puede resultar ser creer demasiado en la turba esencia del amor compartido

Di por cierta la aseveración de la correspondencia, y me construí una burbuja de cristal, frágil e incontrolable, propia de una despiadada tragedia.

No soy persona de darme a querer, por lo regular hago todo lo contrario, tiendo a no mostrar interés genuino hacia nadie; y aun siendo como soy decidí no contenerme --y me di a querer, y me quisieron de vuelta.

5
Especular con arrogante certitud es solo tan malo como la mentira de creerte que una cosa es más probable que cualquier otra. En esa oración resumo algo que me tomó la perdida de algo más valioso que todo el oro del mundo para comprender, captar e internalizar.

Hoy como ayer soy alguien que aprende de cada instante, por que me llena saber que no estoy cerca de lo que yo seré siendo mío y para mí. Al final del día esa debilitada burbuja de cristal cedió; no solo porque en sus fundamentos era frágil, si no porque, con el transcurrir del tiempo, nunca supe fortalecerme para ser mejor y justo candidato, sin artilugios, sin pretensión. Una buena relación solo requiere de confianza, sinceridad y lealtad, y eso se compacta en una sola cosa cuando primordialmente eres tú mismo.

Ella dio lo mejor de sí para preservar lo verdaderamente importante –la amistad.

Y me alienta saber que, aunque el producto final de la relación entre nosotros no fue el que me engañé a esperar, fue un buen presagio para una nueva y mejor historia.

jueves, 20 de mayo de 2010

El negro y su cadáver (escrito por G. Curtis, mutilado por Fugamante)

Viene vestido de negro.. parece recién salido de un funeral --me refiero a mi padre. Recién llega y no esta de humor... y ahora debemos salir juntos al aeropuerto.

Nos metemos al coche, se enciende el motor, arrancamos y pronto nos pitará el oído izquierdo.

Sigo pensando que el negro le queda mal cuando lo usa en el rostro...

Quizá también ha escuchado el cadáver.. digo, lo intuyo, porque nadie lo ha visto, solo yo, pero allí está, allí hay cadáver...

Si me siento a fumar un cigarro me llama, me dice, "Estoy aquí. ¿No quieres mirar?" pero nunca miro... pues no es la primera vez que pasa --los pájaros que vienen a morir a casa lo saben.

lunes, 17 de mayo de 2010

Casta de santo.

De chico solía visitar con frecuencia a mis primos, y estos vivían detrás de un cementerio.

La familia de mi tío era buena gente, humilde y eso. Durante el receso escolar nos sobraba el tiempo, así que nuestros padres nos juntaban y a espaldas de ellos visitábamos el cementerio.

No le temíamos a lo 'paranormal', no conocíamos lo paranormal. De hecho, lo único que verdaderamente nos asustaba era que nos secuestraran extraterrestres y dudábamos eso fuera a pasar en un cementerio.

Después de cierta hora gente extraña en ropa oscura aparecía en el cementerio. Iban a llevar acabo ritos. Sacrificando animales y eso. Nosotros espiábamos pasando desapercibidos.

Mis padres se enteraron de nuestras ‘excursiones’ y me castigaron. Desde entonces las visitas para ver a mis primos dejaron de ser. Nosotros vivíamos lejos, así que era lógico que continuaran visitando el cementerio sin mí. Mi madre a los pocos meses me contó que algo grave había pasado por allá con los paseítos al cementerio y que -según tío- uno de mis primos estaba en el manicomio.

Mi madre me llevó a visitarle. Cuando llegamos tío nos puso al corriente de la situación. Platicamos unos minutos. Les dije que quería entrar al cuarto a verle sólo. Me exhortaron que tuviera cuidado, que llevaba varios días sin decir palabra y podría ser peligroso.
Al abrir la puerta le vi. Mientras me le acercaba lo miré fijamente, pero no fue recíproco el interés. Ya justo en frente le busco la mirada, pero este esquiva mis intentos. Me molesto, siempre fuimos muy buenos amigos, me extrañaba el trato. Recuesto mi mano sobre su hombro y al segundo que lo hice toma con las suya la mía, le lleva a la boca y le muerde.

Salgo gritando del cuarto; mi madre ve la sangre en mi ropa y se vuele histérica. Las enfermeras me revisan la mano y connotan que me falta un dedo… La enfermera a la cual le explico lo sucedido entra a reclamar mi dedo. Sale pálida de la recamara y nos dice... “…se acaba de tragar el dedo…”

Esa fue la última vez que vi al primo.

Nuestra indiganción...

[Verso]
No hago más que ver delirio ejecutivo en el presupuesto.
Y decenas de miles ya han sido y siguen siendo despedidos.

Lo establecido está perdiendo todo aquello que lo hacía humano.
Como construir, comprender, cooperar, defender lo justo.

-coro-
La debacle en los servicios que dan sanidad,
carecen de promesa y de libertad,
implicando a la salud ser un lujo,
instigando a su disparidad.

{Hey!}

[2ndo Verso]
Mientras tu oportunidad de trabajar para tener vivienda digna,
se escurre y convierten en ideas designadas en tinieblas.

Y la agenda a cual responden tiene metas que socavan en codicia,
ven común, ignorar, lo que les, sea indiferente...

-2ndo coro-
Es por esto que defiendo mi 'Universidad',
pues soy parte de su cosmos de su singularidad .
Que reclama lo que es suyo porque es suyo,
deplorando vil eventualidad.
<>
derrotando en segundos el yugo de tu impunidad,
denunciando el abuso que impartes a la sociedad,
infringiendo con razón tus intentos de a mi mente matar.

{Hey!}

[3cer Verso]
Es curioso que unos pocos siempre salgan como los beneficiados,
antes que la forjadora gente pobre con deseos de ser gente.

En lugar de estos son las compañías las que reinan con empresas,
que prometen ser, un bastión, y en verdad, nos provocan risa.

-3cer coro-
Ya que esconden con ponencias su intención real,
que es usarnos y explotarnos y volvernos a explotar;
y se operan la nariz con orgullo,
ocultando lo largas que están.
<>
Pues nos hablan de esperanza, de trabajo succionando el sangrar,
y nos callan cuando esto les place, les viene y les da,

(pre-outro)
igual son los prostitutos policías
que relegan por un sueldo su inmaduro deber...

-outro-
Al la hermandaaaaaaaaaAAaaaAAAaaaad

sábado, 1 de mayo de 2010

La tele...

Ciertos años atrás (duros tiempos aquellos y prefiero no recordar con exactitud) mi papá veía la tele. Yo convalecía con mucho cuidado en la casa después de que me operaran la vejiga para extraer un pedazo de catéter. ¿Qué hacía ese catéter allí metido?

Bueno, para hacer de un cuento largo algo corto les digo, sufrí de una piedra en el riñón, y para desacerse de ella la pulverizaron con ondas de choque, luego, para que bajara por la uretra sin problemas me introdujeron el catéter para dilatarle. Cuando fuimos a sacar ese catéter hubieron complicaciones y se rompió a la mitad, adentro. No fue hasta que me comenzaron los dolores y la menstruación (no una literal menstruación pero si un recurrente y muchas veces tedioso sangrado) que fui con la espina mental de que tenía algo ajeno a mi cuerpo metido en la vejiga --y efectivamente, así era.

Había que sacar aquello y aquello fue sacado... con cirugía, claro está, así que ese es el cuento que explica mi convalecencia casera (esto también explica el motivo de mi auto-instada olvidanza de tales tiempos).

Entonces allí estaba yo, recostado en el más amplio sofá de la sala, pensando en un problema. Tenía puesto un folie (se lee en francés, ¿habrán inventado estos tal demoníaca contracción?), en fin, que era para mi bien, para no forzar la vejiga ya que estaba lacerada por el trauma de la cirugía; pero ese no era el problema, el problema era que, si mis cálculos emocionales no me fallaban, el orín, que llevaba ya rato intentando dejar baja no bajaba...

Me puse de pié, y me excusé al baño. Ya en éste busqué y rebusqué alrededor del ducto que me penetraba el pene (el folie) y no encontré obstrucción ninguna. La necesidad de orinar era tan intensa que al relajarme oriné pero por el borde del folie, no por 'el' folie --como se suponía.

Después de aquello, me cansé, y al llevar ya unos varios días con aquello puesto, intenté quitármelo. En el pasado había pasado por experiencia similar, pero en aquel entonces el folie que se me colocó por otra cirugía fue uno de infante, el que llevaba puesto en ese instante era uno de adulto. La diferencia entre ambos estaba en el grosor del ducto como tal, no en su función. Así que el que llevaba puesto era cosa espantosamente gruesa. Sabía que iba a dolerme de sobremanera sacarme aquello, pero hastiado con la lata como lo estaba me atreví a correr con la chanza.

Halé con cuidado en un principio y nada. En el segundo intento halé con más fuerza y pude ver que el ducto (hecho de látex al fin) estiró algo, pero no lo suficiente como para salir. La tercera aumenté la potencia del halado y nada, solo dolor. Ya para entonces comencé a llorar de la desesperación. Lloré en silencio, pues mi intención con el llanto no era cundir de preocupación a mi padre que tranquilamente miraba la tele, no, yo lloraba de frustración, de impotencia, de ganas locas y frustradas de sacar y deshacerme del folie de una buena vez.

Nunca pude sacar aquello, y en la frustración me senté encima del toilet a pensar por unos segundos. Metido en el silencio del baño, y éste quedando tan cerca de la sala, escuchaba lo que mi padre vería en la tele. Eran las noticias, y estaban cerrando con el cursi reportaje sobre algo 'positivo', lo cual suele ocurrir aquí en Puerto Rico con las noticias --siempre cierran con un cálido e incongruente reportaje levanta-ánimos.

Curiosamente, justo después del último reportaje, llegó un boletín, el cual mencionaba de un accidente automovilístico donde pereció una pareja joven cuando un camión con su vagón de carga se volcó cayéndole encima al auto en el que iba la pareja y la hermana de la mujer de la pareja, la cual milagrosamente sobrevivió el accidente pues iba durmiendo en el asiento trasero del auto cuando el ocurrió el siniestro. Me movió el reportaje, pensé en la desafortunada suerte de aquella única sobreviviente, y cuando comencé a contraponerla con la mía hice lo propio, salí del baño.

"Pa', tenemos que ir al médico"
"¿Qué pasó?"
"El folie está tapa'o"
"¿Cómo? ¿Enserio?"
"Si pa', acabo de intentar halarle para sacarlo y nada. No puedo bajar el orín sin mearme encima..."
"Eso no está bien... bueno," se levanta del sofá, "Vamos"

Era un Sábado y por esto pa' accedió sin pensarlo mucho, pues el otro día iba a ser Domingo y su trabajo no le obligaba a ejercer hasta el Lunes; así que nos embarcamos en el ya fenecido viejo auto de mi padre hacia el Centro Médico de Puerto Rico, donde se me trató y se me estaba tratando pre y post-cirugía.

Ya allí fuimos a la sala de emergencia, comunicamos mi problema y se nos ingreso sin más preámbulo. Se me asignó una camilla y un lugar en la sala de espera para ser evaluado por un médico. Llegamos tarde, a eso de las doce de la medianoche, así que nos tocaba esperar mínimo hasta las tres de la mañana para que se presenciara el médico y me atendiera con cuidado. Antes de esto, como a las doce y media un enfermero pasó a cerciorarse lo que pasaba con mi folie. Lo que hizo fue, con una jeringa especial, conectarla en el tubo a través de una partidura especial e inyectar agua salina en este para ver como pasaba hasta mi vejiga -lo cual hizo de lo más bien- pero cuando intento succionar de vuelta (para liberar cualquier obstrucción) nada salió; de hecho, el tubo se contrajo en su circunferencia, lo cual indicaba una clara obstrucción, pero no en el tubo -según el enfermero- debía ser en el 'saquito'.

Déjenme diseccionar teóricamente un folie para que me entiendan; un folie es una bolsa que a través de un tubo que tiene conectado se introduce por el ducto urinario del paciente para asistirle a orinar sin esfuerzo, ya que la vejiga queda relevada del impulsó natural de retener orina hasta cierto punto donde se envía la señal de abrir compuertas --pero como el tubo del folie esta entre la 'compuerta' y la vejiga, hasta la bolsa de retención, la vejiga no aguanta lo que el riñón secreta, enviándolo directo a la bolsa. El tubo del folie, en su punta contraria a la bolsa tiene un interesante mecanismo que 'simula' la compuerta natural de la vejiga, para que así la presión que naturalmente se encarga de echar con fuerza la orina afuera siga siendo el motor que empuje la orina por el tubo hasta la bolsa del folie. Este mecanismo consiste en dos compuertas de látex, una interior y otra exterior; la exterior es como un pellejo, el cual cierra cuando la presión no es la correcta, pero que -por consiguiente- abre si los milibares aumentan lo suficiente. Esta 'compuerta' exterior era la que creía el enfermero estaba siendo obstruida, seguramente por la arenilla de la piedra pulverizada que bajaba.

El enfermero me preguntó si podía orinar, le conté que si, pero que me era necesario ir al baño, para que saliera por los lados; él me dijo que estaba bien, al menos eso era lo importante. Me dijo que me esperara a que llegara el Doctor y que si necesitaba algo que le llamara cuando fuera, sin vacilar al respecto. Asentimos y el enfermero continuó su ronda.


Pa' es el mejor compañero que puedes llevarte al doctor jamás, es tan animoso tenerlo cerca en esos momentos; el tipo siempre me levanta el ánimo; nos hacemos chistes, conversamos serio sobre política, la del hospital, la del país, la del mundo, la de la gente... jejeje, qué no hablamos cuando estamos esperando a ser atendidos en un hospital. Así que eso hicimos, y nos la pasamos bien dentro de todo, tanto así que nos preguntaron unas dos veces si eramos hermanos...

En fin, que el buen rato hace pasar rápido al tiempo, y justo cuando creía que las tres o cuatro horas que sabía íbamos a tener que pasar allí iban a pasar en lo que mi concepción del tiempo reconocería como hora y media llega al espacio adyacente al nuestro una pareja de padre e hijo, justo como nosotros; el hijo era evidentemente el paciente, pero a diferencia nuestra estos dos estaban serios, mucho, casi demasiado, aunque en un hospital -dependiendo el por qué- no se puede estar 'muy' serio. Nosotros, por el respeto que estos merecen, bajamos las revoluciones y nos auto-contuvimos la gracia.

El enfermero pasó por el área de padre e hijo conjunto a nosotros. Cierra las cortinas que separan los espacios. Comienza a hablar con los pacientes, nosotros, por la auto-contención, nos callamos y por ende escuchamos lo que hablaban. Las preguntas que se le hicieron -nosotros estando ajenos al contexto- nos parecieron ambiguas, al menos a mi, y yo tengo algo de preparación universitaria, imagino que mi padre no entendía igual. El enfermero se marchó. Esperamos unos minutos a ver de qué hablaban los vecinos, pero sin resultado. Esperamos unos minutos más y para entonces llegan dos médicos para ver a los vecinos, cosa rápida comparada con nuestra espera. Los médicos comenzaron a hablar; le dicen que sufre de estrangulamiento testicular y que era inminente operarle para salvar el otro testículo. Y que iba a ser un veinte por ciento menos fértil, pero que eso era menos importante ahora, había que salvar el 'otro'.

No soy persona que se burla de la tragedia ajena, pero sinceramente tuve que contenerme un poco la risa, personalmente hablando. En fin, que en unos cinco minutos el vecino estaba de camino al quirofano --dejando el espacio que ocupaba su camilla vacío.

Al ellos partir nos lamentamos por lo que habíamos escuchado. Nunca le dije a Pa' que por poco me reía...

Pasan unos pocos minutos y llega otra camilla al espacio que acababa de desocuparse. La camilla viene con una chica, la chica con dos mujeres. Al ubicarles no cerraron las cortinas, y nosotros, yo y pa', no miramos, supongo que... era lo mejor.

Allí estaban, todos callados los nuevos vecinos. La chica parecía estar sedada; traía puesto un estabilizador, y tenía algunas leves cortadas en el rostro.

Las mujeres se presentaron, y nos dijeron que la chica había sufrido un accidente, y que su hermana había perecido en éste. Nos quedamos perplejos, sé por un hecho que ambos pensamos lo mismo, entonces Pa' preguntó, y efectivamente, era la sobreviviente del atroz accidente que vimos ser comentado en el noticiero antes de venirnos al hospital.

Cuando nos confirmaron me entró un extraño sentimiento, y no hubo mucho tiempo para analizarlo pues en esos instantes regresaba de la sedación. Poco a poco volvía en si, y gemía con pesadez. Intentó moverse y las mujeres le detuvieron, se le vinieron encima y unas enfermeras pasaron a asistirles. Llamaba a la hermana, digo, no sabíamos que era el nombre de la hermana, pero al volverle a sedar nos lo dijeron quienes le acompañaban. También nos dijeron que sus padres están devastados, que la escena era fea y que ella era un milagro --carai que les creímos cada palabra.

Entonces, después de un rato llega la madre, sola, y las muchachas que cuidaban de su hija le dejaron su espacio. Ella sollozaba mientras se le acercaba a su hija para abrazarle, y de repente esta despierta. La madre intentó recuperar compostura para esconder el llanto, pero la hija, aunque sedada, sabía más que eso, y curiosamente, en lugar de gemir y descarrilarse con la emoción, intentó reconfortar a su madre --lo cual fue muy bonito de ver.

Las muchachas nos presentaron con la madre y su hija. Nos saludamos, les miramos a los ojos --no necesitábamos más para dejarnos saber la reciprocidad que se compartía. Entonces nos quedamos sin palabras... las miradas lo habían dicho todo. Pero pa' es un hombre de buen humor, uno que cuando se suelta y confía sabe qué hacer para no dejar que un sólo minuto pase sin una sonrisa, y en base a esto aportó, "¿nos prestan el control?", las muchachas se quedan cuadradas sin entender, él continua, "es que ese televisor [el cual no existe pero señala, llevando la vista de todos a la pared] lleva rato ahí --en blanco...", y justo así la chica en la camilla sonrió, la madre también, todos lo hicimos.

En fin, aquello allí estaba tenso, pues aunque todos sabíamos la verdadera tragedia detrás del trauma que pasó la chica recién llegada, ella no estaba al tanto, y sabíamos, en silencio, cuan duro iba a ser realizarlo cuando llegase el momento.

Un enfermero irrumpió en la lóbrega escena y extendió la cortina que separaba nuestros espacios. Yo y pa', sin hablar al respecto, no queríamos escuchar lo que se decía al otro lado, así que comenzamos a hablar. Durante unos cinco a diez minutos conversamos e hicimos recalque de cosas graciosas, pero mayormente hablamos --nuestro sentido del humor no es nada cotidiano, menos forzado, así que cuando sale es raro y poco consistente. Entonces luego termina el enfermero su consulta y medio minuto después se abren las cortinas, en especifico las que dan hacia nuestro espacio.

Las chicas nos miran por breves segundos, luego la madre nos dice, "ustedes tienen una bonita relación, parecen hermanos", agradecimos el comentario, tomándolo como cumplido. Nos preguntamos mutuamente de dónde éramos; la madre nos preguntó qué hacíamos allí y pa' les contestó, "a éste se le tapó el pipí" --todos reímos, y curiosamente nunca se indagó más a fondo.

Después de ciertos minutos las chicas que acompañaron a la paciente de al lado se retiraron. La muchacha en la camilla quedó rendida del sueño un poco después de eso y la madre y pa' fueron a comprar café. La madre me dice antes de partir con pa', "me la cuidas", a lo cual yo asentí.

Ella dormía placenteramente, muy tranquila; la miré por varios minutos recreando en mi mente lo que le pasó según lo que había escuchado, y viéndola descansar así como estaba, tan pasivamente, me costaba encajar las piezas del rompecabezas.

De repente una enfermera pasa por mi área, mira a la paciente de al lado durmiendo y luego me mira a mi; me dice, "joven, vamos a comenzar un simulacro de incendios, por favor recuéstese de la camilla y espere tranquilo a ser trasladado. Yo preguntó, "trasladado a dónde, mi padre aún no vuelve y no quiero que cuando lo haga no sepa dónde estoy", la enfermera me contesta, "no te preocupes, esto no va a tomar más de quince minutos; les estamos informando a todos los tutores presentes. Además, nadie puede entrar a ésta área mientras se lleva acabo el simulacro; si volviesen mientras, se les avisa afuera que esperen durante el simulacro, ¿entiendes? Tranquilo."

Y así comenzó aquello. Los enfermeros y demás empleados (doctores interinos incluso) tomaron turnos con las camillas; cada una era removida del área de espera -a través de una amplia puerta de cristal- hacia un pasillo afuera. Ya allí alineaban las camillas en paralelo para dejar entre ellas algo de espacio, seguramente para facilitar el reviso de los pacientes.

La muchacha que estaba al lado mío adentro fue puesta paralelo a mi. Ella se había despertado, vagamente --por todo el movimiento que había dándose allí por el simulacro. La paciente no comprendía nada, no le habían explicado la situación, dormía, y una súbita confusión se hizo de ella. Los enfermeros no tenían tiempo de explicar a fondo, solo le sugerían la calma, pero ella no escuchaba, solo preguntaba y las respuestas no llegaban. Recordé de lo que venía, pensé en su bienestar, pensé que ya había pasado por mucho, así que, allí mientras miraba me hice de valor y le hablé, "Oye, amor, es el muchacho de al lado, ¿me recuerdas? ¿si?".

Ella no podía girar el cuello, tenía un sostenedor y ello no le permitía libre movimiento, aún así intentó moverse. Yo inmediato vi esto le continué hablando, "Hey! No no no, tranquila, no te muevas, estoy aquí, justo al lado tuyo, no te alarmes, esto es un simulacro. Tu sabes, como los que hacen en la escuela, por si acaso sucediese un incendio. Pero no hay fuego, es un simulacro. Nuestros viejos salieron justo antes a beberse un café, es por esto que no están con nosotros. Pero estoy aquí, nada te va a pasar."

Su reacción fue inmediata, le vi calmarse paulatinamente, segundos luego me pregunta, "¿No te vas a ir, verdad?", a lo cual le contesto, "A ningún lado, tranquila..."

Esto último que le dije le calmo y en un extraño modo me inquietó a mi, pues me abrumó la empatía, sabiendo de dónde venía, por lo que había pasado, su gran perdida. Cada dos minutos después de esa breve conversación me cercioraba de su estado, preguntando, "¿todo bien? ¿cómo estas?", ella contestaba afirmativamente, mirando con desconcierto el techo de aquel pasillo.

La miraba envuelto en ternura, sintiendo un afecto inexplicable. Con cada minuto que pasaba su presencia me envolvía más y más; le quería proteger, aunque supiera que no era factible, que no estaba en mis manos. Su situación me carcomía por dentro, hasta el punto en hacerme sentir algo culpable por la ciertamente menos importante situación médica mía. Casi le prometo amor eterno, casi lo hablo, ya que mi corazón lo hizo sin pedirme permiso alguno.

Después de ciertos minutos nos devolvieron en orden a nuestros respectivos lugares antes del simulacro. Pocos minutos después regresan los viejos. La muchacha le contó a su madre cómo yo le había servido de apoyo durante la gestión del simulacro, y lo dijo con sosiego, estado alentador nunca antes visto durante su estancia en la sala de espera, lo cual era buena señal. La madre me miró después de que le contara y sin pronunciar palabra alguna agradeció con un silente 'gracias'.

Al la hora de eso llegó a atenderme el doctor. Me recetó reposo absoluto y esperar a los pocos días que me quedaban con el folie, pues ya pronto me lo quitarían, y entonces se sabría mejor el asunto. Curiosamente para entonces, por milagro de Dios se había destapado el condenado, así que todos quedamos más tranquilos.

Ya dado de alta nos despedimos de los vecinos, no sin antes invitarnos a ser parte de la recuperación de la muchacha, que para entonces nos habían dicho el nombre pero porque no le dimos seguimientos a la invitación eh olvidado.

Ojalá y esté bien. Le echo de menos.

viernes, 30 de abril de 2010

La cebolla

Hace tiempo ya que vengo sintiendo rarezas en mi cuerpo, 'rarezas' de índole interno, con mis órganos. Siendo el hipocondríaco que soy me eh postulado varias -quasi-paranoicas- razones por las cuales padezco lo que estoy padeciendo --que hasta el Sol de hoy es todo un misterio.

Hace unas cuatro semanas atrás me comenzaron a doler las tripas demasiado; un amigo (días antes de esto) me había mencionado que podía tener lombrices, ya que esto explicaría mi abrumadora ingesta de alimento sin ninguna repercusión a mi peso neto. El que me lo haya dicho me hizo pensar, y saben que le eh atribuido todo el malestar en las tripas a esto. El día después de ese horroroso malestar (no me podía ni levantar derecho) lo hice con el malestar. Fue un Sábado de gloria.

Con el día en mente y mi fe muy despierta le pregunté al 'mayor' poder, "¿Qué puedo hacer para ayudarme? Además de ir al médico (lo cual detesto y no debo hacer por mi incapacidad de pagar la consulta)". Y éste me contesto, "cebolla".

Ya había visto cierto documental donde se recreaba la odisea de éste 'desconocido' (pudo haber sido Simón Bolivar, pero no recuerdo con exactitud) al cruzar la cuenca de los Andes. En tal documental se mencionó -como hecho histórico- que el 'fulano' solía comer cebollas crudas para apaciguar un problema de salud que acarreaba consigo. Según lo relatado le funcionó muy bien, tanto así que recomendó y hasta obligó a sus tropas comer una cebolla entera diaria.

La respuesta a mis plegarias fue una extraña, una que, aunque haya visto referencias a la ingesta en otros eventos, jamás hubiera pensado por mi propia cuenta --es raro querer comer cebolla, pero 'tener' que hacerlo... bueno.

Fui, subí a la casa de mi padre, donde queda la lacena y tomé una cebolla, la pelé hasta donde es menester y comencé a comerle. Mi padre me pregunta, le contesto con la verdad, me dice que es buena decisión. Increíblemente, a los minutos, el dolor había considerablemente disminuido, hasta el punto de una casi desaparición total.

Mis alegrías no podían ser más. La respuesta a mis plegarias había sido una dura pero efectiva --¡en un instante! Me regocijo el hecho. Le mencioné los resultados a mi viejo y este asintió, me dijo que aunque desconocía en detalles, la cebolla era tremendo vegetal para un sin números de dolencias, sin mencionar lo buena que es para cocinar ciertos platos.

Entonces, pasé un tiempo sin dolor, pero no modifiqué nada en mi dieta, ni fui al médico, ni nada, me valí del remedio y dios que me vino a costar luego...

Durante las próximas semanas, cada vez que me visitaba algo del dolor en las tripas resolvía con cebolla, y ya. Pero hace dos días atrás eh decidido tomar un nuevo tipo de acercamiento al tratamiento. Eh decidido ponerme a comer vegetariano. Y desde ayer que voy en esas.

El dolor es casi nulo, de nuevo, y lo gracioso es que en unas pocas horas voy a trabajar prestando servicio y asistencia a clientela, y me eh preguntado, "¿Seré capaz de quitarme el aliento a cebolla para entonces?" jejeje, lo dudo... Igual, es lana que cae, tal vez no vuelva, pero ya con hoy que caiga algo son buenos.

Voy a beberme un té de limón con miel de abeja (ando con un chispo de catarro) y después al aseo. Les aviso cuando regrese cómo me fue.

¡Ah! hoy hay 'show'... caramba... bueno, mucho qué hacer, habrá vasto qué contarles.

¡Hasta la próxima camaradas!

miércoles, 28 de abril de 2010

Historia de la destrucción

Noviso proletario que aviso,
bajo zafra a probarte vas;
vivo ritmo que a ti te ah movido,
“ la candela” --que hay que calar.

Porque “aquí sí se va a trabajar”,
“Vamo’a hacerlo”
les digo fijo.

“Dame quince”
--con pico na'más.

“Pocos metros...” pensé de verdad.

Brea negra,
muy dura será;
dura brea,
feroz e inquebrantable,
con pico seguro se va.

Concreto acero
debajo del black.

Brea dura,
muy dura verdad;
quasi-blanda con fuego quemar
es entonces cuando hay que pegar.

La cadencia tropieza conmigo,
poco ritmo, cansancio incapaz;
pues pegaba, muy duro le daba
--y ni un metro logré socavar.

Llevo rato muy largo intentando;
hora y media en punto total.

Pico roto poco ah logrado,
¿¡MEDIO METRO!?

Eso y no más.

Brigadita quita y se embriaga,
me observa no ayudan más.

Es su propia risa de monos,
que en alboroto emana.

Percatan en nulo y en vano,
presentando gusto mordaz,

"¿Te vas o te quedas mi hermano?"
vinieron a preguntar;
tipo recio, fornido, clásico jíbaro
prefiere labrar.

Me inquiere, "¿de qué te lamentas?"
contesto, "de ustedes na'más"

El ríe , yo río,
parece amistad;
docente se inclina,
parece ayudar;
sugiere novel alcanze,
así fuerte lo bruto lograr;
"sin cansarte mi hermano," me dijo,
"luego mira que mucho acabas.

"Aquí el tiempo es la clave mi amigo.

"Ya que es brava la cuesta incliná'.

"Tu cabeza es el arma", me dijo,

"usa el cholo y en poco verás"

Hice caso a su mezcla maldita,
fui testigo del vasto aval;
gran rigor vigor me a pedido,
por la pasta se hace y se da.

Hablo en metros, distancia mi amigo,
mil impactos de pus en asfalt;
hoy muy dócil, su risa muy dócil
--vives frente a tu fusil loas
¿qué parecen los hombres sin roble?
si te quedas, lo quitas o te vas.

domingo, 25 de abril de 2010

Manicomio, justo al este de Bosque Santo.

Pensé haber escuchado a alguien tocando la puerta, miré el reloj—eran tan solo las una y media de la tarde, ¡Jesucristo!...; me pongo mi vieja bata de baño (siempre duermo desnudo; las pijamas me parecen ridículas) para abrir una de las persianas rotas cerca de la puerta.

“¿Si?” pregunté. Era el desquiciado Jimmy. “¿Dormías?” “Si, ¿y tu?” “No, yo tocaba a la puerta.” “Pasa.” Había llegado en una bicicleta. Y tenia puesto uno de esos sombreros, un panamá. “¿Te gusta mi nuevo panamá? ¿Crees que me veo guapo?”, “No.”

Se sienta en mi sofá y le echa un vistazo al espejo que tengo detrás de una silla, halando su sombrero de aquí a allá. Tenía dos bolsas de papel marrón. Una contenía la usual botella de vino pórtico. Lo que había en la otra, él se presto a vaciar su contenido encima de la mesa que tengo en la sala—cuchillos, tenedores, cucharas; pequeños muñecos—seguido por un pájaro de metal (azul claro con el pico roto y pintura que por lo barata se estaba cayendo) además de otras diversas formas de basura irremediablemente inservible. Jimmy ambulatoriamente venderá esta mierda—toda robada—en los varios establecimientos ‘Hippies’ a lo largo del bulevar Atardecer o el de Bosque Santo—con esto me refiero a las partes pobres de estos bulevares, donde yo vivo, donde todos vivimos. O sea, vivimos cerca—en pistas abandonadas, áticos, garajes o durmiendo temporalmente en el piso de la casa de un amigo.

Mientras tanto el desquiciado Jimmy pensó que era pintor, pero yo pensé que sus pinturas eran bastante malas y se lo dije. El también dijo que mis pinturas eran bastante malas. Era posible que ambos tuviésemos razón.

Pero en serio, el desquiciado Jimmy estaba realmente jodido. Sus ojos, su nariz, ambos estaban esencialmente negativos. Algo de cerilla en el canal auditivo; membranas mucosas en la nariz un tanto violentas. El desquiciado Jimmy sabía exactamente qué robar para luego vender a estas tiendas. Era un ladrón excelentemente insignificante. Con un sistema respiratorio al margen—con algo de flema y congestión. Cuando no estaba fumándose un cigarrillo estaba preparándose un leño o ingiriendo vino. Tenía un movimiento sistólico de 112 y una fase de dilatación diastolita de 78, dando una presión de pulso de 34. Era bueno con las mujeres pero su hemoglobina estaba bastante baja, siendo de 73, no, de 72 por ciento. Como el resto de nosotros cuando bebía no comía y le gustaba beber.

El desquiciado Jimmy solo seguía jugando con su panamá frente al espejo, haciendo pequeños y magníficos sonidos. Se sonreía así mismo. Sus dientes eran esencialmente negativos y la membrana de mucosa en su boca y garganta ardía.

Entonces se dio un trago de vino que saco des debajo del estúpido sombrero y eso me sugirió ir a buscar dos cervezas para mi.

Cuando regresé me dijo, “Cambiaste mi nombre del ‘loco Jimmy’ al ‘desquiciado Jimmy.’ Creo que está bien—‘el ‘desquiciado Jimmy’ es mucho mejor.”

“Aunque [realmente] estas loco Jimmy, lo sabes,” le dije. “¿Cómo te hiciste esos dos hoyos en el brazo derecho?” Jimmy preguntó. “La carne parece que fue quemada hasta el punto en que casi te puedo ver el hueso…”

“Estaba bajo la influencia y trataba de leer Kangaroo de D.H. Lawrence acostado en la cama. Mi brazo se enredó con el cable de la lámpara que tenia al lado de la cama y ésta cayo en mi brazo. Antes de que pudiese quitarme la cabrona cosa de encima la bombilla por poco se hace de mí. Era de unos cien voltios la condenada, ‘General Electric’.”

“¿Vistes un doctor?” Jimmy indaga.
“Mi doctor solo se burla de mi. Siempre que lo visito, me siento ahí, me auto-diagnostico, recomiendo el tratamiento, le pago a su enfermera y me largo. Eso me insatisface. A él, por otro lado, le conforma quedarse allí sentado, hablarme de sus tiempos en el ejército Nazi y mierda. Los franceses lo capturaron, tú sabes, y lo pusieron con los demás Nazis capturados en un vagón de tren, de camino a la cárcel los civiles que se topaban con ellos les lanzaban gasolina, bombas incendiarias y usaron condones llenos de veneno para igual lanzarles con ellos, pobres merecedores de todo eso; y yo, que me canso de sus malditas historias […]”

“¡Mira!” dijo el desquiciado Jimmy señalando a la mesita de centro en la sala. “¡Mira este trasto de plata! ¡Antigüedad genuina!”

Me pasa una cuchara. “Ahora, solo mira la cuchara” me sugiere. Hice exactamente eso, miré la cuchara.
“Mira,” dijo, “¿tienes que dejar tu bata abrirse así?” Tire la cuchara a la mesa. “¡¿Qué carajo!?, ¿Nunca antes habías visto una verga?” le contesté exaltado. “¡Son tus sacos! ¡Son tan grandes y peludos! ¡Horroroso!” Jimmy alude.

Dejé la bata abierta. No me gusta tomar órdenes. De nuevo con Jimmy, ahí estaba sentado, torciendo el panamá. Su estúpido panamá, y su palpitación en el punto de ‘McBurney’ (apéndice). El borde inferior del hígado también tierno a la palpitación. Bazo negativo. Todo negativo a la palpitación. Hasta una maldita palpitación de vejiga irritada.

“Mira, ¿podría usar tu teléfono?” preguntó el desquiciado Jimmy.
“¿Local?”
“Si, es local.”
“Asegúrate que lo sea. Por poco mato a cuatro tipos la otra noche. Les perseguí por toda la ciudad en mi auto. Finalmente se deciden hacerse a un lado de la carretera. Yo me les estaciono detrás y apago el motor. No me percaté que ellos todavía tenían el de ellos corriendo. Cuando me bajé del carro, ellos arrancaron. Muy decepcionante. Para el tiempo que me tomó prepararme a seguirlos, ya estaban fuera de vista.”

“¿Hicieron una llamada de larga distancia en tu teléfono?
“No; no les conocía. Era otro asunto.”
“Esto es una llamada local.”
“Adelante entonces, hijo.”
Acabé mi primera cerveza y eché la botella vacía en una gran caja de madera (tamaño féretro) que había en el centro del cuarto. Y aunque el dueño del edificio me proporcionaba con dos zafacones a la semana, la única manera que tenia para acomodar tanto escombro era si rompía las botellas. Yo era el único inquilino con dos zafacones en el edificio, entonces, es como se dice –todos debemos ser buenos en algo.

Aunque, son problemas menores: siempre me ha gustado caminar descalzo, algunos de los cristales de las botellas rotas quedaban incrustados en la alfombra, grandes pedazos de vidrio, y gracias a mi mala costumbre, a veces me los enterraba en la planta de los pies. Esto molestaba mucho a mi buen doctor—cortando la piel de mi pie para sacar los vidrios todas las semanas mientras algún loable embejeciente esta sala de esperas muriendo de cáncer—así que aprendí a sacarme los pedazos grandes yo mismo, los pequeños, los dejaba adentro para que hicieran lo que fueran a querer hacer. Y por supuesto, si no estas lo suficientemente ‘bajo la influencia’ puedes sentir el vidrio enterrándose y lo sacas ahí mismo, en el momento. Esa es la mejor forma de hacerlo. Te arrancas el vidrio en el momento para que la sangre salga a chorros como manantial, y entonces uno ha de sentirse un tanto heroico—eso es, así lo siento yo.

El desquiciado Jimmy miro extrañamente al teléfono en su mano. “No contesta...”
“¡Entonces cuelga, idiota!”
“El teléfono sigue sonando.”
“!Y yo te digo que cuelgues¡”
Colgó el teléfono. “Una mujer se sentó en mi rostro anoche, por doce horas. Finalmente logré atisbar el sol desde debajo de esos cachetes y noté que amanecía. Hombre, siento que mi lengua está partida a la mitad, siento que tengo un tenedor por lengua.”
“Eso sería, cuanto poco, oportuno.”
“Si. Podría tirarme dos coños a la vez”
“Seguro. Y Casanova se cagaría en su tumba.”
Jugaba con su panamá. Rectamente hablando de su recto, éste presentaba algunas indicaciones de hemorroides. Esfínter muy apretado. El muchacho panamá. Su próstata un tanto agrandada y tierna a la palpitación.

Entonces el pobre jodido dio un salto y marcó el mismo número otra vez.
Jugaba con su panamá. “solo sigue sonando,” dijo.
Ahí sentado, escuchando el timbrado, notaba su sistema músculo esquelético bien jodido—me refiero a su postura de mierda (kyphosis). En la 5L (espina baja) muestra posible anomalía.

Jugaba con su panamá. “Sigue timbrando.”
“Por supuesto,” Le dije, “esta jodiendose a alguien.”
“Por supuesto. Y el teléfono solo sigue timbrando.”
Caminé hasta donde estaba sentado y colgué el teléfono. Luego grité, “¡mierda!”
“¡¿Qué es lo que pasa!?”
“¡Vidrios! ¡Hay vidrio por todo el jodido suelo!”
Me paré en un solo pie y saqué el vidrio del otro. Era uno bastante bueno. Solo uno. Molestaba ardiendo apretadamente. La sangre salía a chorros.

Caminé hacia mi silla y tomé un viejo trapo que usaba para limpiar mis brochas luego de haber dado alguna pincelada y lo usé para vendar el pié.
“Ese trapo esta sucio,” dijo el desquiciado Jimmy.
“Tu mente también lo está,” le contesté.
“¡Por favor… cierra tu bata!”
“Toma,” le digo, “¿Lo vez?”
“Lo sé, lo veo. Por eso te pido que la cierres.”
“Está bien, carajo…”

Desganadamente tiré la bata sobre mis genitales. Cualquiera puede exponer sus genitales durante la noche. A las dos de la tarde toma cojónes.
“Escucha,” dice el desquiciado Jimmy, “¿sabes que la otra noche orinaste un carro de policía en Westwood Village?”
“¿Donde estaban ellos?”
“Alejados, cincuenta yardas, arreglando alguna u otra cosa.”
“Probablemente masturbándose el uno al otro.”
“Quizás. Pero eso no fue suficiente para ti. Quisiste regresar y orinar la patrulla una segunda vez.”

Pobre Jimmy. Realmente jodido. 1,5 y la 6C (el cuello) dislocada.
También había debilidad en el anillo inguinal derecho.
Y ahí estaba, quejándose por que oriné el auto de un policía.
“Muy bien Jimmy, te crees ser la gran mierda, ¿ah? Con tu pequeño bolso de baratijas robadas. ¡Pues te voy a decir algo!”
“¿Qué?” preguntó, mirándose al espejo, retorciendo el panamá. Succionó un sorbo de su botella sin observarme.
“¡Tu eres procurado en corte! No lo recuerdas pero le estropeaste una costilla a María y encima regresaste pocos días después y le golpeaste el rostro.”

“¿Me requieren en CORTE? ¿En CORTE? Anda, hombre, ¿En CORTE?”

Rompí mi segunda botella de cerveza en la enorme caja de madera. “Si, hijo mío, estas loco de a vicio, necesitas ayuda. Y María levantó cargos de agravio y asalto en tu contra.”
“¿Qué significa ‘agravio’?”
Troté fuera de la escena para buscar dos cervezas más (ambas para mí) y regresé.
“Escucha, bribón, ¡Tu sabes lo que ‘agravio’ significa’! ¡No has manejado una bicicleta toda tu vida!”

Lo observaba. Su piel estaba un tanto seca con perdida de elasticidad natural. También conocía de un pequeño crecimiento en su nalga izquierda (centro).
“¡Pero no entiendo esta situación con la CORTE! ¿Qué demonios significa? Seguro, tuvimos una pequeña discusión. Así que me fui a casa de Jorge en el desierto. Bebimos vino pórtico por treinta días. ¡Cuando regresé ella me GRITO a mi! ¡Debiste verle! No quise hacerle daño. Lo único que hice fue patearle sus grandes senos y trasero…”

“Está aterrorizada Jimmy; eres un hombre enfermo. Eh hecho un estudio minucioso de ti. Sabes que cuando no estoy masturbándome o bajo la influencia estoy leyendo libros, de todo tipo. Y estás demente amigo --demente.”
“Pero éramos tan buenos amigos. Ella hasta te quería tirar pero no lo hacia por que estaba enamorada de mi. Eso me dijo…”
“Pero Jimmy, eso fue entonces. No tienes ni idea cómo las cosas cambian. María es una muy buena persona. Ella…”

“¡Dios todo poderoso! ¡Cierra tu bata! ¡POR FAVOR!”
“¡Contra! Lo siento…”
Pobre Jimmy, su sistema genital—la diferencia vascular izquierda y un tanto la derecha, parecen tener una cicatriz o tejido adherido. Probablemente causado por alguna patología pasada.

“Telefonearé a Ana.” Dijo, “Ana y María son mejores amigas. Ella sabrá. ¿Por qué María querrá llevarme a corte?
“Telefonéale entonces, hijo.”
Jimmy se acomodo el panamá en el espejo, luego marcó.

“Ana. Jimmy. ¿Qué? ¡No puede ser! Hank acaba de decirme. Escucha, no juego este tipo de juegos. ¿Qué? No, ¡No le destrocé las costillas! Solamente la patee su gran trasero. ¿Quieres decir que Maria realmente va a ir hasta corte por todo esto? Pues… yo no voy. Me largaré a casa de Jerome, en Arizona. Tengo un lugar. Doscientos veinticinco al mes. Acabo de hacer doce mil dólares en un gran trato con tierras… ¡Cállate! Maldita seas… y con respecto a lo de la corte… ¿Sabes qué voy a hacer? ¡Voy a ir a donde María ahora mismo! ¡La besaré y le masticaré los labios! ¡Le comeré todo el bello púbico! ¿Qué me importa la corte? ¡Se lo empujaré por el culo¡ ¡Debajo de las axilas! ¡Entre sus pechos! ¡En la boca! ¡En su…!”

Jimmy me miró. “Colgó.”
“Jimmy,” le dije, “deberías limpiar con agua tu canal auditivo. Muestras indicaciones sintomáticas de enfisema. Ejercítate y descontinúa el fumar. Necesitas terapia espinal. Por tu débil anillo inguinal deberías cuidar no levantar nada pesado, estirando la deposición…”


“¿Qué es toda esta mierda?”
“El crecimiento en tu nalga parece ser un averrugado.”
“¿Qué es un ‘averrugado’?”
“Una verruga, imbécil.”
. “Tu eres una verruga, ‘imbécil’.”
“Si,” le dije. “¿Donde conseguiste la bicicleta?”
“Es de Arturo. Arturo esta aguantando un montón de mierda. ¿Por qué no vamos hasta donde Arturo para fumarnos alguna mierda?”
“No me cae bien Arturo. Es tan delicado el cretino... Algunos delicados pequeños bribones me caen bien. Arturo es del otro tipo...”
“Se va a ir a Méjico por seis meses la próxima semana.”
“Muchos de esos pequeños bribones tan delicados siempre están hiendo a algún lugar. ¿Qué es? ¿Una beca?”
“Si, una beca. Pero no puede pintar.”
“Lo sé. Pero son sus estatuas,” le dije.
“No me gustan sus estatuas,” dijo el desquiciado panamá.
“Escucha, Jimmy, quizá no me caiga bien Arturo pero eh estado bastante cerca de sus estatuas.”
“Pero es que son la misma viejéra—la mierda Griega—chicas con grandes tetas, todas en túnicas. Tipos luchando, agarrándose el pito, tirando de sus barbas. ¡¿Qué demonios es eso!?”

Pues lectores, olvidemos a Jimmy por un minuto y abundemos sobre Arturo—lo cual no es un gran problema—a lo que me refiero es también a la forma en que escribo: puedo saltar de aquí a allá y tú puedes venir conmigo, igual si no –no importa nada; veras...

Bueno, el secreto de Arturo era que construía sus estatuas demasiado grandes. Muy, muy impresionantes. Todo ese cabrón cemento. Sus hombres o mujeres pequeños en tamaño surgían ser de sobre ocho pies de alto bajo la luz del día o de la noche o envueltas en humo, dependiendo de cuando arribaras a verlas.

Una noche traté de entrar a la casa de Arturo por detrás y allí estaba toda esa gente de cemento, todas estas grandes personas de cemento, de píe, alrededor del patio. Algunas de estas eran muy altas, midiendo unos doce o catorce pies. Enormes pechos, coños, vergas, pelotas, todas distribuidas por el lugar. Acababa de escuchar a The Elixir of Love por Donizetti. No ayudó. Me sentía como un pigmeo en el infierno. Y estando allí afuera comencé a gritar, “¡Arturo, Arturo ayúdame!” Pero al parecer éste estaba bajo la influencia del hachís o algo, ya que no contestaba –quizá lo estaba yo. De todos modos, el maldito miedo siguió desarrollándose.

Bueno, mido seis pies y peso 232 libras, así que me le lancé encima del más grande hijo de puta que había allí. Le sometí por la espalda cuando no estaba mirando. Callo de cara al suelo, y me refiero— ¡Callo! Podía haberlo escuchado todo el pueblo.

Luego, por curiosidad, lo viré, y me cercioré, suficientemente seguro, que le rompí la verga, una bola, y la otra bola se cortó nítidamente a la mitad; parte de su nariz estaba rota también, y alrededor de la mitad de su barba.

Me sentí como un asesino.
Entonces Arturo salio de la casa y dijo, “¡Hank, que bueno verte!”
Le dije, “Disculpa por el ruido, Art, pero me tropecé con una de tus pequeñas mascotas y la cabrona cosa se me vino encima, calló y se desmoronó.”
A lo cual respondió, “Esta bien.”

Así que entré y fumamos mierda toda la noche. La próxima cosa que noto es que el sol había salido y yo estaba en mi carro manejando—alrededor de como las nueve a.m. —y manejé a través de todos los semáforos rojos y avisos de detenerse sin problema ninguno. Hasta logré estacionar el coche a un bloque y medio de donde vivo. Menuda hazaña…

Cuando llegué a mi puerta me percaté que tenía una verga de cemento rota en el bolsillo. La maldita cosa debía medir no menos de dos pies de largo. Caminé hasta abajo y atasque la cosa dentro del buzón de mi patrona, pero quedó bastante afuera, doblado e inmortal, dotado en la parte superior de esa enorme cabeza, dejándola allí a discreción del cartero.

Muy bien, de vuelta con el desquiciado Jimmy.
“Pero quiero decir,” dijo el desquiciado Jimmy, “¿De verdad me quieren en CORTE? ¿En CORTE?”
“Escucha, Jimmy, realmente necesitas ayuda. Te llevo hasta donde Patton o Camarillo.”
“Ah, estoy cansado de esos cabrones tratamientos elécricos…. ¡¡¡Brrrrrr!!! ¡¡¡Brrrrrr!!!”
El desquiciado Jimmy agita su cuerpo por toda la silla tomando los tratamientos de nuevo. Entonces se ajusta el panamá en el espejo, sonríe, se levanta y camina al teléfono de nuevo. Marca su numero, me mira y dice, “Solo timbra...”
Cuelga, marca otra vez.

Todos vienen a verme. Hasta mi doctor me telefonea. “Cristo era el mas grandioso achica-egos de todos—aclamando ser el ‘Hijo de Dios’…. Lanzando a esos empresarios fuera del templo. Naturalmente, ese fue su error. Se hicieron de su trasero. Hasta le pidieron que plegara sus pies para que pudieran ahorrarse un clavo. Que mierda…”

Todos venían a verme. Este tipo de apellido Ranch o Rain, algo así, siempre esta apareciéndose con su bolso de dormir y cuentos tristes. Recorría camino entre Berkeley y Nueva Orleáns. De allá para acá, de acá para allá. Una vez cada dos meses. Y escribía mal, sonetos anticuados. Representaba unos cuantos dólares menos para mí cada vez que se aparecía, además de cualquier cosa que comía y bebía. Estaba bien. Eh tirado a la basura más dinero de lo que tengo por verga, pero esta gente debe realizar que yo también tengo algunos problemas sosteniéndome a mi mismo.

Así que ahí esta el desquiciado Jimmy y aquí estoy yo.
O está Maxie. Maxie va a cerrar todas las cloacas en Los Ángeles para ayudar a la ‘Causa de la Gente’. Bueno, es un maldito buen gesto, tienes que admitirlo. Pero Maxie, amigo, te pido, déjame saber cuándo vas a cerrar todas las cloacas. Yo estoy por la gente. Hemos sido amigos por largo tiempo. Dime, que me marcho de la ciudad una semana antes.

Lo que Maxie no realiza es que la ‘Causa’ y la ‘Mierda’ son dos cosas muy diferentes. Prívame de comida si quieres, pero no cortes mi mierda y/o mi unidad para desechar mi mierda. Recuerdo que una vez mi patrón dejó la ciudad para darse unas vacaciones de dos semanas a Hawai. Muy bien.

El día después que se marcho, mi retrete paro de funcionar. Tengo mi destapa-baños personal, siendo bastante temeroso de la mierda, pero al tratar de destapar y destapar, nada funcionaba. Sabes que me dejo eso…

Así que llamé a mis propios amigos personales, y soy del tipo que no tiene muchos amigos personales, o si los tengo, no tienen retrete, mucho menos teléfono, regularmente no tienen nada.

Así que llamé al los dos o tres que tienen retrete y teléfono. Fueron muy amables.
“¡Seguro que puedes cagar cuando sea en mi lugar Hank!”
No hice uso de sus invitaciones. Quizá fue la manera en cómo lo dijeron. Así que aquí teníamos a mi patrón de vacaciones en Hawai mirando a las chicas en jula-jula, y mis cabrones mojones haciendo espirales y mirándome.

Así que cada noche cuando cagaba tenia que pescar los mojones fuera del agua, ponerlos en papel de baño, meterlos en una bolsa de papel cartón, montarme en el carro, y manejar un rato alrededor del pueblo buscando algún lugar donde tirarlos.

Mayormente me estacionaba ocupando doble espacio y dejando el motor encendido, y tiraba los mojones maldecidos por dios contra alguna pared, cualquier pared. Trataba de no prejuiciar, pero esta ‘Casa de las Épocas’ me parecía un lugar particularmente callado y pensé darles mi pequeña bolsa marrón de mojones al menos unas tres veces.

Algunas veces solo estaría manejando por ahí, bajaba la ventana y bruscamente lanzaba los mojones afuera, como se hace con, vamos, cenizas de cigarrillo o un par de docenas de cigarros gastados.

Y hablando de mierda, el estreñimiento siempre ha sido para mí el peor de los miedos, más grave que el cáncer. (Eventualmente volveremos al desquiciado Jimmy. Mientras tanto… escucha, te dije que escribo de esta manera.) Si paso un día sin cagar no puedo ir a ningún sitio, ni hacer nada—me desespero tanto que cuando esto a pasado eh tratado de chuparme mi propia verga para desatascar mi sistema, para poner las cosas a correr otra vez. Y si alguna vez intentas chuparte tu propia verga entonces entenderás la terrible torcedura de columna, cuello, y cada músculo que debes hacer para ‘casi’ lograrlo. Manoseas el pito tanto tiempo sea necesario entonces de verdad te doblas como alguna criatura torturada, piernas por encima de la cabeza, bien aguantadas al espaldar de la cama, con tu trasero crispándose como un cuervo moribundo en el frío, todo doblado alrededor de tu grandiosa barriga de cervecero, todos tus músculos tensos y forrados de mierda. Y lo que duele es que no fallas por un píe o dos—fallas por un octavo de pulgada—el final de tu lengua y la punta de tu verga tan cerca, pero de todos modos parecen cuarenta millas. Dios, o quien demonios sea, sabia bastante bien lo que hacia cuando nos montó.

Pero de vuelta a lo insensato.
Jimmy acababa de marcar el mismo numero una y otra vez desde las una y media p.m. hasta las seis p.m. cuando me quede dormido. No, eran las seis y medias p.m. cuando desistí seguir despierto. ¿Qué importa? De todas formas, después de la llamada setecientas cuarenta y nueve, dejé mi bata correrse hasta abrirse, caminé hasta donde el desquiciado Jimmy, le quité el teléfono de las manos y le dije, “Se acabó.”

Escuchaba la ciento dos sinfonía de Hayden. Tenía suficiente cerveza para toda la noche. Y el desquiciado Jimmy me aburría. Era un patán. Una mosquita de arena. La cola de un cocodrilo. Mierda de perro.

Miró hacia mí. “¿CORTE? ¿Me quieres decir que ella me va a llevar a CORTE? Hay no, yo no creo en estos juegos que lleva acabo la gente…”

Típico. Cerilla en sus oídos.
Bostecé y telefonee a Izzy Steiner, su mejor amigo quien me lo soltó a mí. Izzy Steiner se proclamaba escritor. Yo decía que no podía escribir. El decía que yo no podía escribir. Era posible que uno de nosotros estuviera bien, o mal –tú sabes.

Izzy era un grande y joven chamaco judío con alrededor de 5’5’’ de altura llegaba a las doscientas libras de peso—ancho de brazos, ancho de muñecas, cuello de toro y cabeza de garrapata. Tenía diminutos ojos y una muy desempatisante boca—solo un pequeño orificio en su cabeza que silbaba la gloria de Izzy Steiner y comía continuamente: alas de pollo, patas de pavo, pedazos de pan Francés, excremento de araña—lo que sea, lo que sea que se estuviera quieto lo suficiente como para lanzársele encima.

“¿Steiner?”
“¿Huh?”
Estudiaba para ser rabino pero no quería ser rabino. Todo lo que quería hacer era comer y crecer grande. Podías irte por un minuto, orinar y al regresar a tu refrigerador estaría vacío, o lo pescarías allí con esa cara de avaricia, con mirada avergonzada, tragándose lo ultimo. La única cosa que te salvaba de una completa emboscada cuando Izzy se aparecía era que él no comía carne cruda—le gustaban termino medio, bien, pero no cruda.


“¿Steiner?”
“*Traga*….”
“Mira acaba el bocado. Tengo algo que decirte.”
Lo escuchaba masticando. Sonaba como doce conejos jodiendo en la paja.

“Escucha, hombre. El desquiciado Jimmy está aquí. El es tu socio. Llegó en una bicicleta. Estoy apunto de vomitar. Ven hasta acá. Apúrate. Te advierto. Eres su amigo. Eres su único amigo. Debes darte prisa en llegar. Llévatelo lejos de mi. No puedo responsabilizarme de mí por mucho tiempo más.”

Colgué.
“¿Llamaste a Izzy?” preguntó Jimmy.
“Si. Es tu único amigo.”
“Hay Jesucristo…” dijo el desquiciado Jimmy, luego comenzó a meter todas sus cucharas, cosas y muñecos de madera en el saco y corrió afuera hacia su bicicleta y los escondió en el estante de papel.

Pobre Izzy, venía de camino. El tanque. Pequeño hoyo airoso que por boca succionaba el cielo. Estaba todo jodido principalmente por Hemingway, Faulkner y una menor añadidura de Mailer y Maghler.

Entonces repentinamente, ahí estaba Izzy. Nunca caminaba. Tan solo apareció desplazándose por la puerta. Quiero decir, corrio todo el camino en pequeñas bolas de aire—hambriento y casi malditamente invisible.

Luego vio al desquiciado Jimmy con su botella de vino.
“¡Necesito dinero Jimmy! ¡Levántate!”
Izzy saqueo los bolsillos de Jimmy de adentro para afuera y no encontró nada.

“¿Qué haces hombre?” preguntó el desquiciado Jimmy.
“La ultima vez que nos enredamos a pelear, Jimmy, me desgarraste la camisa hombre. Me desgarraste los pantalones. Me debes cinco dólares por los pantalones y tres por la camiseta.”
“Joder hombre, no desgarré tu jodida camiseta.”
“¡Cállate Jimmy, te lo advierto!
Izzy salio corriendo hacia la bicicleta y comenzo a rebuscar el saco de papel el cual colgaba sobre el estante trasero de ésta. Regreso con la bolsa marrón. La vació encima de la mesa.
Cucharas, cuchillas, tenedores, muñecas de hule… talladas imágenes de madera….

“¡Este montón de cosas no valen mierda!”
Izzy corrio de vuelta a la bicicleta y busco las bolsas de papel un poco mas.

El desquiciado Jimmy subió y empezó a meter de vuelta su mierda en la bolsa de papel marrón. “¡Esta plata sola vale veinte dólares! ¿Vez cuan grosero es?”

“Si.”
Izzy corre de vuelta.”¡Jimmy, no tienes ni mierda en esa bicicleta! Me debes ocho dólares Jimmy. Escucha, la ultima vez que te apalee, ¡me descojonaste la ropa!”

“¡Jódete hijo!”
Jimmy se volvió a arreglar el panamá en el espejo.
“¡Mírame! ¿¡Vez cuan atractivo me veo!?”
“Si, lo veo,” dijo Izzy, entonces camino hasta aya y tomó el panamá y le abrió un gran hoyo en el borde exterior. Entonces le desgarro la hendidura en el otro lado y le puso el panamá en la cabeza a Jimmy. Jimmy dejó de verse guapo.

“Tráeme cinta adhesiva,” dijo Jimmy, “Necesito arreglar mi sombrero.”
Izzy encontró algo de cinta adhesiva, apretujó borlas de cinta adhesiva en el hoyo, entonces recorrió un completo pedazo de cinta adhesiva sobre el desgarre, pero olvido la mayoría, y una gran barra de cinta adhesiva caía sobre el borde del sombrero hasta la cara de Jimmy, pendulando justo sobre su nariz.

“¿Por qué ellos me quieren en corte? ¡No juego juegos! ¿Qué demonios es esto?”
“Muy bien Jimmy,” dijo Izzy, “Te voy a llevar hasta Patton. ¡Eres un hombre enfermo! Me debes ocho dólares, le destrozaste las costillas a María, le pegaste en la cara…y estas enfermo, enfermo, enfermo…”

“!Jódete hijo!” El desquiciado Jimmy le lanza un golpe a Izzy, falla y cae al piso. Izzy lo levanta y le empieza a dar vueltas de avión.

“No lo hagas Izzy,” le dije, “vas a estropearlo hasta los nudos. Hay demasiado vidrio en el suelo.”
Izzy lo tiró al sofá. El desquiciado Jimmy corrio hacia fuera con su bolso de papel cartón, lo metió en el aguanta papeles y empezó a maldecir.

“¡Izzy me robaste la botella de vino! ¡Tenía otra botella en el saco de papel! ¡La robaste, bastardo! Venga, esa botella me costó cincuenta y cuatro centavos. Cuando la compré tenía sesenta centavos. Ahora solo tengo seis centavos.”

“Mira, Jimmy, ¿por qué Izzy tomaría tu botella de vino? ¿Qué es eso al lado tuyo? En el sofá.”
Jimmy recoge la botella. Mira por el ojo de la botella hasta el fondo de esta.
“No, esta no es. Hay otra, Izzy la tomo.”
“Mira, Jimmy, tu amigo no bebe vino. No quiere tu botella. ¿Por que no te sales de tu viaje imaginario y manejas tu bicicleta lejos de aquí?”

“Me enfermas a mi también Jimmy,” dijo Izzy, “ahora vete pedaleando. Te lo mereces.”
Jimmy se paro en frente del espejo para ajustarse lo que quedaba del panamá. Luego camino hacia fuera, se montó en la bicicleta de Arturo y la corrio alejándose bajo la luna. Había estado en mi sitio por horas. Ahora ya era de noche.

“Pobre demente bastardo.” dije, mirándolo pedalear. “Lo siento por él,”
“Yo también,” dijo Izzy.
Entonces Izzy busco bajo en un arbusto y resurgió la botella de vino. Caminamos adentro.
“Buscaré un par de vasos,” dije.
Regresé y nos sentamos ahí, bebiendo vino.

“¿Alguna vez has tratado de chuparte tu propia verga?” le pregunté a Izzy.
“Lo trataré cuando llegue a casa.”
“No creo que se pueda hacer,” le dije.
“Te dejaré saber.”
“Yo quedo una octava de pulgada corto. Es frustrante.”

Terminamos el vino y luego caminamos hasta Shakey y bebimos cerveza de malta por la jarra y vimos peleas de antaño—vimos a Louis siendo derrotado por Dutchman; la tercera pelea entre Zale y Rocky G.; Braddock contra Baer; Dempsey contra Firpo, todas ellas, y entonces pusieron una vieja cinta de Laurel y Ardí… había una donde el bastardo peleaba por el cubre falto del sofá-cama. Yo era el único que se reía. La gente se me quedo mirando. Yo tan solo proseguí rompiendo maní y riendo. Entonces Izzy comenzó a reír. Entonces todos comenzaron a reírse. Olvide lo del desquiciado Jimmy y me sentí como un verdadero ser humano por primera vez en horas. Vivir era fácil—todo lo que tenias que hacer era dejarte llevar. Y tener un poco de dinero. Deja que los otros hombres peleen las guerras, deja que los otros hombres vayan a la cárcel.

Cerramos el sitio; Izzy partió a su lugar y yo me fui al mío.
Me desvestí, comencé a hacerme una paja; enganché los dedos gordos al marco de la cama y me doble hasta hacer un círculo. Era igual—una octava de pulgada corto. Bueno, no podías obtenerlo todo. Alcancé a la mesita de noche, abrí una de las gavetas y saqué un libro que comencé a leer de inmediato, ‘Guerra y Paz’ de Tolstoy. Nada había cambiado. Seguía siendo el mismo pésimo libro que siempre ha sido.




Traducción al Español por Moisés C.D. Marcón Rosado, basado en la obra de prosa literaria ‘Nuthouse in the east of Hollywood’, cuento corto que aparece en el compendio de historias cortas de nombre: ‘Tales of Ordinary Madness’; y la autoría pertenece a Charles Bukowski.

Defecto Perfecto

--Del Pintor:

Sinusoidal movimiento deliberado,
¡Exonérame!,
Hazme paso a la luz,
Pernicioso vasto convocado,
Recorre una y otra vez mis pasiones.

Disipa en neblina rastro algún del tirano,
¡Hazme reír de tristeza!
¡Permíteme llorar de pena entre carcajadas!
…No evites que sea perfecto…
Tenaz persistente defecto.

Pues eres trazo inspirador,
Musa expiatoria
que enreda en ideas el desligue,
volando,

El motivo de la acción,
el sentimiento previo al pensamiento;
cual conozco de instancias,
aunque me sea permanente.

Disuélveme en introspectiva
--derroche manifiesto.

¿Cómo?
Vertiéndote en pleno
y placentero plasmo

¿Por qué?
Por ti
desquiciante musa

--Del Científico:

Acido Desoxirribonucleico,
código orgánico-vital,
escribe sagaz en la flora y fauna
la carrera del primor emprendedor.

Selección natural
elige al sobrio mono erguido,
e ilustra el tramo,
incítanos a ser
ese perspicaz
ente capaz
de razonalisar ser,
siendo.

Incauta teoría,
resuena raquíticamente
el efímero muón,
escucha divina
a los esquivos neutrinos;
al ciclo de Krebs,
a la anti-materia
y al tremor de su rebeldía.

--Del Liricísta:

Con solemne labia
a este dote humano
inundo.

Y con rabia estimulo
al brote de un esplendor
--discurriendo tramos
en loco y dinámico
espíritu.

Escucho la lira a lo lejos
tocando al alma,
cimbrando la onda
en el cielo.

Asístele al camino espacio vacío,
radiante encanto sonoro,
cual conoce todos mis delirios
cuales plasmo en pasiva letra.

Desposa en daño extraño
tatuando en mi un rebaño;
acarea en arrebato
el relámpago
de un Otoño.brutal.

--Del Letrado:

Escribe en cuña la oda de un comunicado,
diciéndome con símbolos lo que quieres decir;
obstruye la natural transmisión del dato
escondiendo lo dado en código a ser decodificado.

Cifras lo mejor guardado del espíritu en ti.

Recorres sus aspiraciones
con cadencia; su dinámica
con relatos e historia.

Aún por contar.

Narra la sensibilidad
con ficticia empatía,
no siempre irreal,
pero igual de viva;
canaliza la víctima de una tragedia
coqueteando en comedia
la brasa de un vicio,
viviendo,
defectuosamente,
el defecto perfecto.

Dejad mi soledad (que no es mía)

Tener todos los días a alguien que se interese en ti, que piense lo mejor de ti y a través de ello, subliminalmente, alimente un ego que, según estudios y psicólogos, es imprescindible dar de comer, puede ser tedioso –para cierto tipo de persona.

Aunque tal estímulo parezca ser de imprescindible importancia para la mente, digamos, de la gente que se encuentra atado a las corrientes sociales de la 'socialite', para estos, la incansable necesidad de ser reconocidos y aceptados entre ciertos círculos considerados como de 'interés' y 'relación' personal es, en algunos casos, un germen obligado, un extraño tipo de vicio colectivo que no tiene objeción re-evaluativa --es decir, siempre y cuando la existencia de tal grupo cumpla con su deber pre-dispuesto, el cual, considero yo, es dar alojo y bienestar psicológico a sus miembros, está bien...

Este tipo de persona tiende formar parte de lo que yo me atrevo a denominar como portadores de un cierto "desorden compulsivo". Tales no aparenta darle importancia a ciertos principios; y tal vez, como etapa, esta ‘rebeldía’ sea normal…
Y entonces, de este conglomerado populismo, se propenden alternativamente varios sectores totalmente aislados a ésta usual 'corriente' dada.

Uno de estos tantos son los fulanos que viven su rutina obviando que son de gran interés para alguien en específico, teniendo en cuenta, que como ayer y el día anterior, van a pasarla -en esencia- solos, con un moderado nivel consciente de integración.

Tales suelen optar por inventar una 'alternativa' psicológica. No se atan ni restringen a la depresión que supuestamente alude esta ‘enajenación’, pues -aunque poco adaptados- todos sufrimos del rechazo en algún momento y los que lo ven como consecuencia inalienable no viven temiéndole.

Estas son personas que no están para probarle nada a nadie además de a ellos mismos. Es gente que se comprenden y sacan el mejor partido a sus virtudes y a sus defectos.
“Reconocer las condiciones propias y su potencialidad, ante cualquier situación, es como poco, herramienta multiuso”.

No deseo colocar a nadie en altar ninguno, ni pretendo decir quién hace mejor, solo recalco una congruencia que me ha constado vivir, desde mi propio diverso flanco, el cual ha sabido disfrutar de ambos extremos. Ahora, ¿Cuál vale más a lo largo de una vida? Seguramente ninguna y todas a la vez.

Para cerrar un pensamiento: “Hoy, esta es mi ‘x’ favorita ¿Mañana? Ya importará luego…”

miércoles, 17 de marzo de 2010

Drunken Rant

What's impracticality?

As living beings, born and bred within some immediate boundaries, we collect thought as a reference to 'points in time' where we learn new and useful information that help us strive in the race towards survival. The way organism applies the thoughtful grasping of their surroundings to adapt and survive has been a trusty tool for ages.

The methods by which we apply the inheritance that represent this given 'information' should be considered seriously, and more so --thoroughly. Been quite a delicate matter; to kid with it would simply be ignorant at a broad level, and to seriously approach it with a passion weighs the load of an evolutionary adaptation that withholds the secrets to god...

lunes, 15 de marzo de 2010

Aborto mental...

Iggy Pop es el equivalente genérico a Jesús Cristo en lo que a la historia del rock n' roll se refiere.

¿Por qué?

Primero que nada Iggy es hijo concebido de una madre virgen (en aquel entonces) --el 'punk'. Y a pesar de que actos como los 'Doors' y los 'MC5' fueron sus progenitores en el estricto sentido de la palabra, lo que parió su manifiesto artístico fue algo impoluto, cuasi-divino.

Iggy fue perseguido desde su inserción en los circuitos populares. Nunca dejó de generar conmoción y controversia. El canon no lo veía como lo que era, un mesías, el profeta de todo una nueva generación que se iba levantando de las cenizas que dejó el 'Pop' desmedido de grupos como los 'Beatles', no, al contrario, lo veían como un rebelde que sin causa concreta quería venir a derrocar lo ya establecido.

Esa fue su huella, y presente estará para siempre. Su impacto fue catalítico, y ya haya sido para bien o para mal cambió las reglas del juego, punto, justo como Jesús.

La historia está llena de estos personajes, y con ellos vienen los mitos y así por consiguiente. Pero me pregunto "¿qué huella eh dejado yo?"..."¿qué mito merodeará mi memoria después que mi mancillado cuerpo dejé de estar vivo?"...

De nada futuro se puede estar muy seguro, pero será necesario romper con algo para generar ese tipo de impacto --¿tal como lo hizo Jesús? o ¿como Iggy?

Eh aquí el dilema, pues a pesar de haber comparado a Iggy con Jesús el primero no ha muerto, aún, y aunque lo intentó por muchos años, nunca fue martirizado por su causa, la cual no era una 'causa' concreta en principio, pero fue un reclamo de libertades primales, un llamamiento al desarraigo del yugo que nos imponen los estatutos.

Iggy -como Jesús- exigió con su manifiesto una rebelión del instinto, un retroceso a lo básico, a lo incauto, lo salvaje, eso que más cerca está de lo divino --lo puro y primitivo; pero la angustia de ser categorizado -por sus contemporáneos- como un inadaptado lo llevó a desafiar hasta su propia cordura, hiendo así a conjurar el hechizo del abandono, ese que te deja seco, apático, lleno de vacío...

¿Será necesario por parte del gestor de hazaña cualquiera volcarse al máximo sacrificio en nombre del posible impacto que tendrá su legado? ¿Marcaría con más fuerza su punto si estuviese dispuesto a tanto? ¿Sabré, algún día, contestarme esto? Habrá que ver...

martes, 9 de marzo de 2010

La Idea (Demócrata Mordaza)

Vi, concurrir,
Todo un pueblo mientras el alba
Se veía recibir,
Otro día de esos que manchan

La sincera potestad de quien manda,
Gran ganado que se deja llevar,
Por senderos minados que pudieran evitar
si sus ojos abren para realizar.

Pero no esos muchos prefieren,
A sus héroes mentiras develar,
Devastando confianza que no pueden remediar
Hasta otros cuatro años

Que nos hacen fungir el retrato,
De un barco en los mares naufragar,
Divulgando lo que en vano no se debe revelar,
Como un mundo donde no haya que pelear;
O promesas que no pudiste cumplir;
Por fronteras que deploran la unidad.

sábado, 6 de marzo de 2010

'Testamento' por Silvio Rodríguez

Como la muerte anda en secreto,
y no se sabe qué mañana,
yo voy a hacer mi testamento,
a repartir lo que me falta
pues lo que tuve ya está hecho,
ya está abrigado, ya está en casa.

Yo voy a hacer mi testamento
para cerrar cuentas soñadas.

Le debo una canción a la sonrisa,
a la sonrisa de manantial, esa que salta;
le debo una canción a toda prisa
para que quede que estuvo cerca, agazapada.

Le debo una canción a lo que supe,
a lo que supe y no pudo ser más que silencio;
le debo una canción, una que ocupe
la cantidad de mordaz-amor de un juramento.

Les debo una canción a los pecados,
a los pecados que no gasté, los que no pude;
les debo una canción, no como hermano,
sólo de sal que el delectador también alude.

Le debo una canción a la mentira,
a la mentira pequeña, frágil, casi salva;
le debo una canción endurecida,
una canción asesina, bruta, sanguinaria.

Le debo una canción al oportuno,
al oportuno mutilador de cuanta ala;
le debo una canción de tono oscuro
que lo encadene a vagar su eterna madrugada.

Le debo una canción a las fronteras,
a las fronteras humanas, no a las del misterio;
les debo una canción tan poco nueva
como la voz más elemental de los colegios.

Le debo una canción a una bala,
a un proyectil que debió esperarme en una selva;
le debo una canción desesperada,
desesperada por no poder llegar a verla.

Le debo una canción al compañero,
al compañero de riesgos, al de la victoria;
le debo una canción de canto nuevo,
una bandera común que vuele con la historia.

Le debo una canción, una, a la muerte,
una a la muerte voraz que se comerá tanto;
le debo una canción en que hunda el diente
y luego esparza con la explosión fuegos del canto.

Le debo una canción a lo imposible,
a la mujer, a la estrella, al sueño que nos lanza;
le debo una canción indescriptible
como una vela inflamada en vientos de esperanza.

lunes, 1 de marzo de 2010

Mi familia...

Seguro contaba con ocho o nueve años de edad para entonces... jeje no tan 'seguro' después de todo. Ocho, tenía ocho años de edad --comprobable.

Joel y Alex ........... Marcón, al igual que yo fueron criados en comunas públicas, caseríos, proyectos, sitios dispuestos por el gobierno para proveer de vivienda a los ciudadanos menos 'pudientes'.

Estos 'sitios' son característicos emblemas sociales de la dadora mano que el gobierno dispone. Diplomacia y pedacitos de colocación que ubican, aseguran y calman la conciencia de gente que por alguna u otra razón no pueden pagar un alquiler [de piso] sin ayuda estatal.

Cada inquilino -o prospecto inquilino- es un caso específico, y aunque la tendencia dicte que las 'madres solteras', las 'familias de varios tantos miembros' o 'los que con trabajo honesto aún no logran hacer suficiente lana para un alquiles' sean los perfiles que tal vez más se repitan entre quienes llegan a vivir de esta 'ayuda' no quiere decir que sean los únicos.

En fin, nos criamos así, en ese tipo de sitios, los tres; y siendo primos al fin nos relacionábamos muy bien, sin un preciso objeto --después de todo somos familia, sangre.

Cuando compartíamos era bueno, nos entendíamos bastante bien, a pesar de la diferencia en edades. Alex tenía 11 años de edad para aquel entonces, Joel 13, y esto no hacía más que involucrarnos aún más. No había un liderato inmediato entre nosotros, nadie mandaba a nadie en ese trío; y aunque yo nunca tuve la voz cantante en ningún asunto, esto se trataba de forma silente entre miembros, pues el hecho de que me subordinara en cierto sentido la edad era compensado por la experiencia --que era lo que realmente contaba en ese bonche.

Nuestros lugares de crianza hablaban por sí solos.

El caserío 'Kobadonga' quedaba en Trujillo Alto, municipalidad de Puerto Rico. Y era sitio caliente aquello. Los residentes vivían como cualquier otro mortal allí, pero entre algunos de los vecinos se cuajaba muy bien el narco, o mejor puesto, lo que vendría siendo la venta al por menor del trafico.

Igual que en Bahí-B.

Esto en nada había descarrilado nuestra línea de desarrollo, seguíamos siendo buenos chicos con buenas aspiraciones y nada de crímenes futuros a cometer en la mente --eramos tres chicos normales con cierta mañosa perspectiva, eso era todo.

Siempre admiré la inclinación hacía lo tecnológico de Joel; pensaba que era un genio... jugaba demasiado bien al Nintendo. Una vez, mientras tomaba una ducha, el muy curioso aprendió a grabar su voz en cinta magnética con un pequeño componente que tenía en mi cuarto, capacidad que desconocía tener este aparato. Recuerdo escuchar mientras me bañaba el primer 'loop' sonoro de mi vida, que fue la peculiar carcajada de Joel repetirse, una y otra vez, sin cambiar de forma ni tono. Salí con la toalla aun en la cadera, interesado con lo que escuchaba, todo para encontrarme a Joel teniendo un verdadero ataque de pavera. ambos reímos mucho ese día.

Alex era reservado, no recuerdo mucho de él además de su mala costumbre de tomar mis juguetes y lanzarlos trece pisos abajo al estacionamiento del edificio. Maldita mala costumbre esa...

Después de ese periodo los re-encuentros fueron cortos, pocos y esporádicos. Los tres crecimos el resto de nuestras vidas aparte, y eso estaba bien, nunca nos quejamos, era normal. Seguro los eché de menos pero no tanto como para exigir su presencia, ya me había bien acostumbrado a ser hijo único, a pasar los días sólo, con mi madre.

Un año después me mudé por primera vez de ese departamento --'abandoné el nido'.

Joel y Alex se quedaron en su sitio de crianza hasta la adultez.

A los 19 años de edad fui comunicado de la muerte de un familiar --tití Wissitta, la madre de mis primos. Se convocó un sepelio; la familia se reunió.

Mi hermano mayor me recogió el día acordado y nos presentamos juntos allá. Mi padre, mis varios primos, mis tíos, gente que no reconocía, en fin, había mucha gente allí para cuando llegamos.

El cadáver era otro, me decía la razón. No se veía como recordaba a mi tía; además de estar inerte y fríos -claro está- se veía distinto a la imagen que recordaba de ella. Mi tía era un amor, muy viva, extrovertida, sin un único pelo en la lengua; rápida en pensar, más rápida en defenderse, y esta naturaleza con el pasar de los tiempos se había auto-modificado de forma tal que hasta en la ofensiva era ágil, en vida. En muerte era otra, en muerte no 'era', seguro por eso no se me parecía.

Mi hermano la miró por poco tiempo, yo me quedé un ratito más (analizándola, despidiéndome de su -entonces evidente- irreverente cuerpo). Al terminar me apeé del colchón en el que se arrodillan quienes rezan y caminé el pasillo a la salida de una sala semi-oscuro hasta donde me sintiera seguro --ver la muerte en la cara no vigoriza en lo absoluto.

Caminando en dirección a la salida de la sala donde estaba el cuerpo alguien saca el brazo de la más negra oscuridad de los asientos y me agarra. Era una prima; Grisselle, prima que me lleva décadas de edad, y me conoce desde que nací. Les llamo primos-tías a ese tipo de 'primo', y pongo 'primo' entre comillas porque nunca pasa con los varones, ese afecto cuasi-maternal siempre vino de mis primas, las mayores, cuestión que me confundió por mucho tiempo pues no es hasta que crezco que realmente realizo que solo son primas, y que no les debo las bendiciones.

De todas formas, el brazo era el de una de esas ubber-amables primas que me quería ver, saludar y eso... en la sala de un funeral... jejeje, menudo afecto...

Cuando finalmente logro salir del cuarto veo a todos los hijos de tití. Todos ebrios, ninguno tranquilo... se hablaba, se lloraba, esto entre adultos, yo, bueno, todavía no era 'adulto' así que me pude refugiar al margen sin molestar. Esa noche la familia compartió mucha emoción, nos unimos por la causa y sufrimos la causa, nos cambió en conjunto, pero no nos mantuvo así. Después de esto todo regresó a la normalidad. Esa noche fue la ultima vez que vería a Joel libre, sano, juicioso, capaz, como siempre lo había recordado.


Luego, con los años, poco a poco nos enterábamos... uno a uno los hijos de Wissitta iban cayendo, quedando mal, con la justicia, con la sociedad, a veces ambos.

Cuando me enteré lo que hizo Joel, no lo podía creer, sencillamente me negaba.

Estaba en Florida (U.S.A.), quedándose con una hermana... No sé, supongo que buscaba trabajo o algo, nunca pregunté, no corroboré. El punto es que estando allí, tomó una noche, salió con su primo menor, para aquel entonces con tan solo 16 años de edad y -bajo circunstancias que aún no entiendo ni conozco del todo- asesinó a una estudiante universitaria a apuñalandole y dejó por muerto al novio de esta, el cual peleó mucho por su vida luego de avisarle a la policía del atroz crimen cometido.

Joel abandonó la escena del crimen y continuó la noche, llevándose al primo, que hasta donde escuché no tuvo ni quiso tener nada que ver con el siniestro, pero al estar presenté se le cargó de conspirador o algo así... De esto me enteré a través de la hermana de Joel, mi prima, la madre del adolescente primo. Ella nos contó lo poco que sé, que inmediatamente ingerí vomité por mi sanidad mental. Fue horrible... cosa de psicópata lo que hizo Joel... mi primo, con quien compartía gratos recuerdos, era duro realizar tanto, sin espacio al juicio, con lo concreto dado y la realidad tan irreversible como siempre.

Gracias a Dios tití no estaba viva...

Joel está en 'deatrow', esperando que las apelaciones se gasten en corte, porque cómo lo veo yo, nada lo salva de la aguja...

Quisiera irle a ver antes; quisiera verlo una ultima vez, para ver cuanto ha cambiado, a ver si ha sido demasiado el cambio, tanto como para notar lo que lo llevo a hacer lo que hizo, tanto como para no reconocerlo del todo, como el cuerpo embalsamado y sin vida de su madre, como lamentablemente lo recuerdo por mirarlo tanto aquel ultimo día que la vi...

miércoles, 17 de febrero de 2010

Redbull + Aspirinas = Arterias libres


Ayer, ya cayendo la noche, la molestia era nueva, era peor;

En la tarde había conversado con Hassam sobre -¿qué otra cosa?- música, la 'chispa' y lo que se puede, se debe y se va a hacer. Hablábamos por teléfono, todo mientras yo soldaba y probaba el pedal que dije iba a arreglar en la entrada de 'blog' anterior. No logré probarle adecuadamente, necesito un suplidor de poder de exactamente nueve voltios, el cual no tengo; el conector donde podría conectar una batería de este mismo voltaje está malo, la conexión no es confiable y el pedal no responde a la conmutación, así que se habrá de esperar a que llegue el suplidor de poder para saber a ciencia cierta si lo eh o no arreglado.

En fin, quedé verme con Hassam. Me dijo que iba a hacer poco en su trabajo, que podía llegarle y de ahí se inventaba algo --lo que fuera. Así que el tiempo entre esto y el 'de acuerdo' lo pasé tocando guitarra, improvisando, moneando con el jazz (que no sé tocar ni a jodidas... jejeje).

El dolor en el pecho continuaba, y lo único que me lo quitaba por unos minutos era el jadear con fuerza, sacando de los pulmones una baba... que no era flema per sé, más parecía agua... Siempre pienso que pueden ser muchas cosas esos problemas de salud... así que no pude enfocar lo que era.

O el pulmón izquierdo, o el miocardio... era evidente...

Era el pecho, mi circulación no era muy buena, a cada rato tenía que jadear para respirar mejor, me mareaba y los ánimos andaban por el piso. Sufría en silencio de una incomodidad muy dura. Pensaba que si me tenía que ir me iba sin más que dar... me asechaba ese pensamiento... ya me daba por vencido...

"Soy muy joven para esto" me decía. ¿El corazón? eso no puede ser... no puede no puede no puede... ¿Lo próximo? el pulmón... ¿tengo cáncer? "no quisiera saber"

Y era así como me cruzaba de brazos.

Estos últimos meses la fobia que desde mi accidente le eh cogi'o a los hospitales se ha multiplica'o. Fui tantas veces a que me dijeran estupideces y me cobraran como si se me hubiese revela'o el aposento de un gran tesoro, que me cansé de ir. Además... la soledad. Es horrible ir al médico y punto, pero es diez veces peor hacerlo solo, y diez veces más hacerlo sin plan médico --sin aseguradora.

Ya con mi fortuna aceptada me di a encontrarme con Hassam. De camino pasé por la Universidad, Sagrado 'Corazón', jejeje; lo hice como de atajo, pues se llega más directo a la parada de auto-bus por ahí. Sagrado tiene una tienda nueva, una a la cual nunca había entrado, y quería un redbull... Entré y el calor adentro era horrible, había mucha gente... caminé entre estos hasta las neveras y me hice de lo que entre a buscar. Mientras hacía la fila miraba a la gente pagar, a la que cajera cobrar y nada, así compensaba la incomodidad del pecho y la del calor. Vi a un chamaco comprar unas pastillas, para el dolor de cabeza, y fue cuando se me ocurrió... ¿qué tal si tengo una arteria siendo obstruida?

Eh escuchado mil veces antes que lo mejor para evitar un ataque al corazón cuando se tiene una arteria tapada es la aspirina... y me dije "no pierdes nada con tratar"

Llego mi turno de pago y hice lo propio, pedí unas Advil (aspirinas). Todo en conjunto (un redbull y un sobresito de dos aspirinas) 3.15$... 'Pi', casi. Tenía el dinero exacto, pagué exacto, y cuando salí no titubee. Pa'dentro fueron, me las bajo con el redbull y sigo mi camino.

Después de cierto tiempo el dolor se ve había ido... lo noté en el bus. Cuando llego hasta el trabajo de Hassam me sentía genial. Saludo a Hassam y le preparo unas líneas. Le digo, "Hassam... creo que tenía una arteria tapada...", él me menciona que eso es un 'peligro' y que por qué lo decía. Le conté lo que acababa de pasarme, y como ya no sentía dolor en el pecho... que llevaba meses con este y que hoy, con la sencillez de una aspirina se me ha ido. Era un alivio, y lo fue para ambos. Hassam me contó cómo a uno de sus tíos le habían diagnosticado hace unos pocos días atrás una cardiopatía terminal que pronto se lo 'llevará'. Me contó como la familia le hizo una fiesta el fin de semana pasado; cómo le había gustado.

Hablamos de lo que pensamos de la muerte, hablamos del miedo de no saber a ciencia cierta cómo nos va a llegar, que era el único miedo que una persona consciente de la inalienable realidad obligatoria de morir puede temer... desconocer el cómo, el cuando, el por qué. En fin, conversamos chulo y nos dimos unos tragos.

Fuimos a varios sitios y yo a cada rato daba un buen respiron y sonreía, sin dolor.

Pasamos por la casa de la madre de un buen amigo para buscar algo que se le había dejado a Hassam allí. Era un disco, uno que andaba grabando. La madre del panita es artista gráfica, una buena, con un peculiar y sencillo toque con la pincel. Al entrar al lugar me doy cuenta que está trabajando una obra; era bastante amplia... era medio mixto, y lo comenté. Conozco bien a esa persona... aunque no recuerde para nada su nombre... pero la conozco, pues tenemos historia, jejeje, nada demasiado íntimo, pero una vez estudiamos juntos para que ella pasara un examen de matemáticas, y la pasamos super bien, ambos nos enseñamos y al fin ella pasó su examen con excelente calificación. Esto nos unió en un peculiar vínculo de respeto, aprecio y confianza que siempre lo exploto pues ella es una mina de ideas.

Después de recalcar que era una obra 'medio mixta' por unas hojas sintéticas que había usado para crear la ilusión texturial del follaje le pregunté, "¿ella (el sujeto en la pintura) es el árbol de la vida?". Me contestó que 'no', que ella era el personaje principal de una historia que había escrito y que en realidad era una mujer que había esperado demasiado tiempo en el mismo lugar, y que por esto le comenzaron a crecer raíces, raíces que la conectaban con la madre naturaleza y que a pesar de no poderse mover crecía; entonces rompe las cadenas, decide dejar de esperar para usar lo que ha aprendido conectando con la tierra y liberarse.

Era una hermosa metáfora, una que me apeló mucho.

Hablamos de muchas cosas, hasta que comenzamos a hablar de 'existencialismo' y como no somos franceses ahí lo detuvimos todo, jejeje, nos despedimos cordialmente y partimos caminos.

Después de cierto tiempo le repito a Hassam, "¡mano no me duele! ¡que jodida alegría! ¡QUE RICO!" y respiré hondo, hondo de verdad.

Nos dirigimos al 'Stop n' Go' un negocio que nunca cierra. Hemos ido a ese lugar desde uffff, un montón de tiempo --es el mejor sitio para 'escrashar'. Pedimos dos 'Budweiser' y una tripleta (que no es otra cosa que un emparedado monstruoso con varias carnes, aderesos y ensalada).

Allí estaba Alex, un panita que lleva trabajando en ese sitio tanto como el tiempo que lo llevamos visitando. El tipo es una amor, tremendo ser humano; pesa más de trescientas libras y en cualquier momento se nos puede ir (a mejor 'vida') pero no lo hace --parece prefiere quedarse jeje. Le saludamos y hablamos de lo raro que es mudarse a vivir a un lugar como Nueva York, pues otro pana lo había hecho y ya estaba dando signos de no poder con el asunto. Reímos, pensamos, en fin se pasó chévere el reencuentro, pues a pesar de pasarnos antes allí últimamente no lo hacíamos y bueno, fue rico regresar.

Habían unos muchachos allí que se veían mala sangre, jejeje, 'malotes' con espíritu jodedor. Estaban en bonche, y nuestro primer roce con ellos ocurrió mientras conversábamos con Alex de lo caro que es un saco de marihuana en Nueva York. El tipo con el que nos vimos rozar se inmiscuyó en la conversación para decir una babada de cómo él consigue un buen saco en 'x' lugar de aquí a un buen precio. Ese no era el punto, pero bueno, dijo lo que dijo y yo decidí callar... no aportar, no mirar, no molestarme, nada, inmutarme... así cada cual en lo suyo con los suyos. El muchacho -al ver que nadie concurrió con él- continuó su camino.

Se nos da la Tripleta ya hecha y nos damos a ella. Buscamos donde sentarnos, que sin pretensión ninguna resultó ser cerca de la televisor y cerca de donde estaban los 'malotes' pues para... nada, ver t.v. supongo, estar allí, en realidad es un viejo asiento que siempre hemos tomado y estaba libre, así que allí fue que nos sentamos.

Sin más que dar le pregunté a los muchachos si hoy había 'básquet', juego de baloncesto, canasta; me dijeron que no, que estaban 'chekeando' los 'highlights', las noticias deportivas y eso. Casualmente estaban pasando las reseñas de un juego de estrellas colegiales. Le vi y le dije a Hassam, "¡eso está cabrón! los juego de estrellas, ahora están !cabrones¡"

"¿Por qué tú dices?" pregunta Hassam.
"Porque ahora hay un monton de competencias nuevas, con obstaculos y cositas curiosas, ¡está bien chulo!" le dije.

Miramos la tele y Hassam se dió cuenta por sí solo el por qué de mi entusiasmo; se mostraban a los deportistas haciendo unas de cosas... Entonces nos pusimos hablar de la historia del baloncesto...

Antes, mientras abría el papel de aluminio donde estaba la Tripleta todos los 'malotes' me dijeron "buen provecho", uno detrás de otro... fue entonces cuando pensé, "jumm, 'malotes' pero con modales, eso hace una buena combinación". Les agradecí a todos el buen gesto y continuamos.

En fin, que terminamos mezclándonos todos en nombre del baloncesto, gritando, bebiendo, chocando manos, gritando cada vez más --se relajó un montón.

Luego de cierto tiempo nos fuimos, despidiéndonos de todos y quedando con encontrarnos algún otro día en el mismo lugar... jejeje, chévere.

A la larga del camino yo y Hassam nos separamos.

Caminé un largo tramo hasta casa... pero con cuanto gusto, con cero dolor, con todo una 'nueva' vida por delante...

Grcias Gracias Gracias.